La casa entre
los arboles.
Esta vivienda se construye sobre una ruina donde solo
quedaron los basamentos.
No es una casa convencional, es una segunda vivienda
armada de muchas casas, para muchas familias, que la usaran en distintos
tiempos, con distintas velocidades, y a su vez con diferentes elencos.
El suelo ya existente se entiende como un zócalo que dará
vida a la planta baja, tan solo que esta vez se transforma en un nuevo jardín de
verano, conformado por sombra y vistas.
Sobre este suelo, cuatro apoyos definen los espacios
privados que sostienen el resto de la vivienda.
La torre:
Entendido como un dormitorio común, donde se albergan camas en vertical,
destinado a jóvenes y niños.
El hotel: Diseñado como una pareja de habitaciones en suite ubicados en el espacio más próximo a los árboles, y que permite alojar a adultos en calma y silencio.
La casa chica: Pensado como un pequeño departamento dentro de la casa, como un pequeño conjunto de dormitorios que incorporan áreas de baños y almacenaje.
El silo: Un cuerpo ciego de servicios que alberga zonas húmedas, repostero, y dormitorios de servicio.
Los cuatro apoyos sostienen un cuerpo ligero y translucido donde se desarrolla la vida pública: de lo íntimo a lo abierto, de lo privado a lo expuesto, del control a la apertura, de lo macizo a lo etéreo. Este espacio integra todo lo anterior en un único espacio abierto y diáfano.
La casa simplemente es el planteamiento de estos opuestos
entre lo público y lo privado.
Uno a su vez es un soporte del otro. Uno de hormigón armado, como pequeños edificios, y el otro es ligero, abierto y suspendido sobre el patio.
La lógica de su organización, se traduce en la lógica de su soporte, su estructura, su construcción y su expresión arquitectónica.
Haciendo esa simple traducción surge la casa como proyecto.